miércoles, 17 de febrero de 2016

Que sea de ida y de vuelta.

Me acurruco en tu llegada, quizás el viento que escucho afuera es el que me hace cobijar bajo las sabanas para formar rápidamente un espacio, una cueva; y en ese cueva pura y exclusivamente nuestra (para estabilizarse) mi respiración se acurruca en tu olor.

Cabe la posibilidad de que sean nuestros sueños los que chocan cuando nos encontramos. Se entremezclan, y entre tanto desparramo dejan el cuarto lleno de historias...Sería de esperar que mi debilidad busque acurrucarse en tu hombría.

Puede que sea el frío que cala los huesos lo que me haga aproximarme hacia tu cuerpo cuando estas cerca. Incluso, los días de sol, juraría que se sienten heladas ventiscas de distancia entre los espacios que nos rodean y por eso mis escalofríos buscan acurrucarse en tu compañía.

Tal vez sea el silencio que se hace menos ruidoso si estamos uno cerca del otro. Imagina que nuestra sola presencia disminuya vientos o los vuelva un susurro y tal vez ese susurro es el que busque acurrucarse en tus abrazos.
Como cuando se acurruca a un niño para que duerma.

Suele pasar, como quien termina una tarea pendiente, que la luna logre con ansias su cometido; acurrucarme en tu seguridad.

La causante puede ser la noche que me hace acariciarte mas detenidamente, mas detalladamente, mas a fondo y en cuanto la piel para acariciar me queda chica, buscare con las palmas doloridas acurrucarme plena y completamente en tu calor.

Será también la maldad del noticiero la que retraiga mi mente a un rincón escondido en lo mas profundo de mi ser, y tal vez cada vez que lea una nueva mala noticia mi moral te busque, mi miedo te busque para acurrucarse en tu bien.

La culpa puede ser de la nieve que pone todo en cámara lenta y que adormece los sentidos. La nieve debe ser la culpable de que mis problemas se acurruquen en tu paz. A menos que sea mi lado infantil el que sin querer y queriendo sube hasta el final, baja, gira y te busca para terminar acurrucándose en tu risa.

Quizás sea el sol de la mañana el que me hace querer cerrar los ojos cuando nos besamos y por eso en las mañanas me acurruco en tu ida.

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