viernes, 2 de julio de 2010

que tiene en común un libro con una bicicleta.

Toda la vida, nos imaginamos, como será esa persona que nos de vuelta la pagina, hasta que sin darte cuenta, la conoces. Es mas de lo que alguna vez podrías haber llegado a imaginar, creo que uno simplemente se despierta un día y mientras el otro duerme piensa para si mismo ‘‘Podría acostumbrarme a despertarme todos los días al lado tuyo’’ uno descubre lo que realmente es dar un beso, y que no se puede mentir con la mirada. Que caminar de la mano con esa persona, aunque sea a la vuelta de tu casa, es lo que te hace amarlo cada día más. Que come tu comida horrible, y que solo lo hace porque uno lo preparo. Que toma tus mates LAVADOS y te dice lo ricos que están, solo porque te ama. Que te hace el amor con tantas ganas que casi no lo podes creer. Empieza uno a mirar de una manera, en que solo lo hace alguien completamente enamorado, contemplando hasta el más mínimo detalle de la otra persona, y dándose cuenta de que no hay rincón de su cuerpo que no desee. Y que no hay rincón de tu alma que no habite. Se da cuenta uno, de la sonrisa que le apropia la cara, cuando habla de la otra persona.… Me acuerdo cuando nos dimos el primer beso, antes de irte esa noche te apoyase en el auto, y mientras te estaba dando un beso me acuerdo patente que pense ‘‘podria acostumbrarme a este chico’’ ¡y mira si lo habré hecho! Toda la vida esperando encontrarte, toda la vida idealizándote, preguntándome como serias, como seria tu nombre, que color de pelo tendrías. Hasta que te conocí, medio sin querer, medio queriendo, tanteando y dejándote ganar espacio, y fuiste mas de lo que alguna vez pedí.

Pero lo que nunca pensamos, es que esa persona quizás, se quede sin ganas de seguir escribiendo.... ¿Cómo hace uno para darse cuenta de que conoció la gloria en un par de ojos marrones, pero que no va a poder mirarlos más? No se supone que uno tenga que vivir con ese peso encima, en los libros no pasa eso, nadie habla del desamor, o de los desencuentros. Nadie te habla del vacío que se siente cuando no tenes su brillo alrededor, de lo grande que parece una cama cuando ya no duermen dos en ella, o de lo triste que parece el centro cuando no se nada de vos. Que a uno se le va la risa, las ganas, el hambre y el sueño. Que a uno se le va la vida, porque ya no tiene la motivación de un futuro a su lado. Que por más que trates, no te lo sacas un puto segundo de la mente. Y aunque uno crea que, si lo piensa fuertemente, el otro lo va a sentir, la realidad es que no pasa. Nadie escribió, como se olvida a quien no quiere olvidarse. Es como enseñarle a un chico a andar en bici, y después darle la noticia de que nunca se le regalara una. Nadie cuenta, como se maneja una despedida, cuando uno no quiere decir adiós, y el otro igual se va. Yo espere 20 años a conocerte, según vos, hoy ya no hay nada más que esperar. Nadie nos dice como se resigna uno a perder lo que más ama, menos si uno encuentra más de lo que necesitaba. Los problemas, los problemas siempre están.

Tal vez ya no te gusta este cuento, o tal vez te fuiste de mi lado porque no me da la talla ¿Será que no estoy a la altura de tu cielo? O tal vez será, que no perteneces a este plano y por eso no puedo tenerte. No merecer a alguien como vos, realmente me hace pensar en la clase de persona que soy, supongo que no soy tan buena como decias, que mi locura no tiene nada de especial, que no tengo tanto por ofrecerte, que tu boca es demasiado para mi, que solo soy una piba que laburo de chica, y tiene en mente ser maestra jardinera, nada del otro mundo. No tengo un planeta por ofrecerte, ni soy tan rica como para comprarlo. No me gusta el futbol, y soy muy selectiva con las personas, será porque duermo demasiado, o porque sueño mucho.

Ese libro que nadie escribió, es vacío, es angustia, son grises, una silla arriba de la mesa, una maceta rajada. Me esta matando que no estés acá. Ayer me fue fácil, me invente un cuento en el que te odiaba toda la madrugada y pude dormir en paz, pero hoy salí bastante cansada del trabajo, y te pensé toda la tarde noche. Y acá estoy, mal una vez más. Por ese cuento que nadie nos contó, esa parte que nadie nos muestra, y que en algún punto no me deja respirar. Tengo la esperanza de que vuelvas, o puede que lo desee tanto, que por eso lo llame esperanza. En algún punto muero por merecerte. Que osadía de mi parte querer merecer una estrella...
No voy a conformarme con tu ida, o a consolarme con la idea que sos más de lo que merezco. Porque tengo algo, que se que hasta ahora, nadie había escrito en los renglones de tu vida, un corazón que te ama, manos que ya duelen por no tocarte y mi vida a tus pies. Por más grises, o por más vacíos que haya, por mas que ya no quieras escribir mas en este libro, tengo un borrador en el cual podemos empezar un nuevo cuento.

Aprendí de chica a andar en bici, me regalaron una un tiempo después, y mas de grande me compre mi playera. Dicen que uno nunca se olvida de cómo pedalear.
Te extraño.