lunes, 22 de diciembre de 2014

Llevo castigada cuatro años.

Por esas cuestiones de la vida vuelvo a tener que pasar por un momento de mierda, obligada y sola. Despegarme del problema lo antes posible es lo único que quiero para poder seguir tranquila y con mis metas,como venia hasta hace una semana atrás. 
Y en medio de toda angustia, me volví a repetir “Lo mejor de nuestra piel es que no nos deja huir”

Y así recordé el porqué de aquella frase que llevaré en la piel hasta que la misma se me desintegre.
Y me alenté a mí misma…si pasé por aquella situación y todavía estoy de pie, a esta la voy a pasar también. Sola esta vez, pero se va a pasarla angustia.
Y me vi hoy, y me vi hace 4 años atrás. Las herramientas no son las mismas, la fuerza no es la misma, mi situación no es la misma y mi pensamiento no es el mismo. Y de repente, helada,  me di cuenta de que yo tampoco soy la misma.
No me reconozco, no sé donde quede.
No solía tener miedos, preocupaciones, ¿dudar de mi misma?Jamás. 

No existía nada que me detuviese, un día sin reírme… no existía. Bastante atropellada, pero siempre para adelante. ¿Qué me pasó? Lo nuestro estaba superado, entendido, procesado. No dudo de que así siga siendo.
¿Qué te pasa Lihuen, de nuevo con lo mismo? Y ahí lo vi.No era lo mismo, el problema ya no era procesar que paso (y mira que me llevo años hacerlo) El problema es que nunca procese que había pasado conmigo.

Logre entenderlos y logré perdonarlos, pero no logré hacer lo mismo conmigo.
Toda persona que me conozca sabe lo que me mata no tener libertad, no salir, no pasear, no sentarme en el pasto, no caminar por ahí. ¿Y qué hice estos 4 años? Es cierto que viaje y conocí lugares hermosos. Pero no creo haberlo hecho a mi manera.

¿Hace cuanto no te sentas sola en un balcón? ¿Hace cuanto no te tiras en el pasto Lihuen? ¿Hace cuanto no nadas? ¿Hace cuanto no caminas por ahí? ¿Hace cuanto dejaste de hablarte con todo aquel que pase cerca tuyo? ¿Hace cuanto no ves un amanecer? ¿Hace cuanto no miras las estrellas?
Será que hay gente que no necesita de ese contacto con la naturaleza, será que me olvide que si no lo tengo, no vivo. Es como estar apagada, insulsa, invisible.

A veces uno necesita irse hasta abajo, para volver a subir. Y esta no va a ser una excepción al impulso. No se como terminó esta situación de morondanga en esta conclusión, pero ahí lo vi y estaba clarisimo. Fue como volver a apagar la tele y ver que había dejado abierta le heladera.

Perdonate Lihuen, volve a ser la misma Lihuen de antes. No hiciste nada tan grave como para no perdonarte. Viví Lihuen, abrí la ventana y que corra el aire.

Enamorate Lihuen, en la calle, en el bar, en la recepción. Enamorate de la vida. Crea historias, soña, hace como siempre hiciste.
Disfruta de la libertad que aprendiste a dar y a recibir.Ama tan libre como sea posible y no tengas más miedo Lihuen. Que nadie va a volver a lastimarte de tal manera y yo…yo te perdono Lihuen.

Y por sobre todo ama, ama con locura y desenfrenadamente como lo hiciste siempre. Ama visceralmente que es lo que mejor te sale.
Yo te doy permiso para hacerlo nuevamente. 

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